27/10/09

RIMA LIII.....


Volverán las oscuras golondrinas
en tu balcón sus nidos a colgar,
y otra vez con el ala a sus cristales
jugando llamarán.

Pero aquellas que el vuelo refrenaban
tu hermosura y mi dicha a contemplar,
aquellas que aprendieron nuestros nombres...
¡esas... no volverán!.

Volverán las tupidas madreselvas
de tu jardín las tapias a escalar,
y otra vez a la tarde aún más hermosas
sus flores se abrirán.

Pero aquellas, cuajadas de rocío
cuyas gotas mirábamos temblar
y caer como lágrimas del día...
¡esas... no volverán!

Volverán del amor en tus oídos
las palabras ardientes a sonar;
tu corazón de su profundo sueño
tal vez despertará.

Pero mudo y absorto y de rodillas
como se adora a Dios ante su altar,
como yo te he querido...;
desengáñate,
¡así... no te querrán!

Gustavo Adolfo Bécquer

25/10/09

SUPREMO TRIUNFO...


Estoy ahora impreganda toda yo de dulzura.
Desde que me besaste, toda yo soy amor.
Y en la vida y en la muerte, en lecho y sepultura,
ya no seré otra cosa que amor, amor, amor..

.... En la carne y en el alma, en la sombra y en los huesos,
ya no tendré mas nunca otro olor y sabor,
que el sabor y perfume que he absorbido a tus besos;
me has dado una fragancia, tersa y viva de flor.

... Hasta el último átomo de mi piel es aroma,
¡Oh mortal podedumbre, te he vencido tal vez!
Eres mi hermano ¡Oh lirio! Eres mi hermana ¡Oh poema!
Desde que él me besará, rosa mi cuerpo es!
Juana de Ibarborou

16/10/09

AMAR EL SUFRIMIENTO.....


¿Por qué, Señor, he de esperar al día
en que la pena ahogue mi garganta
para sentir la fe con fuerza tanta
que llegue a ser feliz en mi agonía?

¿Por qué, Señor, mi fe suele ser fría
sin comprender lo grande de tu empeño,
sin querer soportar divino leño
para no entorpecer la vida mía?

Dame, Señor, la fe y en tal cuantía
que en la felicidad ame la muerte
y que en el sufrimiento ame la vida.
Que no espere, Señor, a estar ahogada
por las penas sangrantes de una herida
para aceptar, de Ti, carga pesada.
Blanca-Maria Alonzo

PENAS Y ALEGRIAS DEL AMOR...

Mira cómo se me pone la piel
cada vez que te recuerdo.
Por la garganta me sube un río de sangre fresca
de la herida que atraviesa de parte a parte mi cuerpo.

Tengo clavos en las manos y cuchillos en los dedos
y en mi sien una corona hecha de alfileres negros.
Mira cómo se me pone la piel cada vez que me acuerdo
que soy un hombre casado y sin embargo, te quiero.

Entre tu casa y mi casa hay un muro de silencio,
de ortigas y de chumberas, de cal, de arena, de viento,
de madreselvas oscuras y de vidrios en acecho.
Un muro para que nunca lo pueda saltar el pueblo
que anda rondando la llave que guarda nuestro secreto.

¡Y yo sé bien que me quieres!
¡Y tú sabes que te quiero!
Y lo sabemos los dos y nadie puede saberlo.
¡Ay, pena, penita, pena de nuestro amor en silencio!
¡Ay, qué alegría, que pena, quererte como te quiero!

Cuando por la noche a solas me quedo con tu recuerdo
derribaría la pared que separa nuestro sueño,
rompería con mis manos de tu cancela los hierros,
con tal de verme a tu vera, tormento de mis tormentos,
y te estaría besando hasta quitarte el aliento.

Y luego, qué se me daba quedarme en tus brazos muerto.
¡Ay, qué alegría y qué pena quererte como te quiero!
Nuestro amor es agonía, luto, angustia, llanto, miedo,
muerte, pena, sangre, vida, luna, rosa, sol y viento.

Es morirse a cada paso y seguir viviendo luego
con una espada de punta siempre pendiente del techo.
Salgo de mi casa al campo sólo con tu pensamiento,
para acariciar a solas la tela de aquel pañuelo
que se te cayó un domingo cuando venías del pueblo
y que no te he dicho nunca, mi vida, que yo lo tengo.

Y lo estrujo entre mis manos lo mismo que un limón nuevo,
y miro tus iniciales y las repito en silencio
para que ni el campo sepa lo que yo te estoy queriendo.

Ayer, en la Plaza Nueva, —
vida, no vuelvas a hacerlo—
te vi besar a mi niño, a mi niño el más pequeño,
y cómo lo besarías —¡ay, Virgen de los Remedios!—
que fue la primera vez que a mí me distes un beso.

Llegué corriendo a mi casa, alcé mi niño del suelo
y sin que nadie me viera, como un ladrón en acecho,
en su cara de amapola mordió mi boca tu beso.

¡Ay, qué alegría y qué pena quererte como te quiero!
Mira, pase lo que pase, aunque la tierra se hunda,
aunque tu nombre y el mío lo pisoteen por el suelo,
y aunque la tierra se abra y aun cuando lo sepa el pueblo
y ponga nuestra bandera de amor a los cuatro vientos,
sígueme queriendo así, tormento de mis tormentos.
¡Ay, qué alegría y qué pena quererte como te quiero!

6/10/09

EL DUELO....


¿Qué cómo fue, señora...?
Como son las cosas cuando son del alma.
Ella era muy linda, y él era muy hombre,
y yo la quería, y ella me adoraba;
pero él, hecho sombras, se me interponía,
y todas las noches, junto a la ventana,
fragantes manojos de rosas había
y rojos claveles y dalias de nácar.
Y cuando las sombras cubrían las cosas
y en el ancho cielo la luna brillaba,
de entre las palmeras brotaba su canto
y como una flecha a su casa llegaba.
¡Cómo la quería!...
¡Cómo le cantaba sus ansias de amores
y cómo vibraba con él su guitarra!.
Y yo, tras las palmas, con rabia le oía,
y entre canto y canto colgaba una lágrima.
Lágrima de hombre, no crea otra cosa,
que los hombres lloran como las mujeres
porque tienen débil, como ellas, el alma.
No pude evitarlo... La envidia es muy negra
y la pena de amor es muy mala,
y cuando la sangre se enrabia en las venas,
no hay quien pueda, señora, calmarla...
Y una noche..., ¡lo que hacen los celos!,
lo esperé allá abajo, junto a la cañada;
retumbaba el trueno, llovía, y el río,
igual que mis venas hinchado bajaba.
Al fin, a lo lejos, lo vi entre las sombra;,
venía cantando su loca esperanza;
en el cinto colgaba el machete;
bajo el brazo, la alegre guitarra.
Llegó hasta mi lado, tranquilo, sereno;
me clavó en los ojos su fría mirada;
me dijo: -“¿Me espera?”...
le dije: -“¡Te espero!...
”y no nos hablamos ni media palabra.
Que era bravo el hombre,
bravo cual los hombres machos,
y los hombres machos pelean, no hablan.
¡Cómo la quería!...
El machete dijo su amor y sus ansias,
roncaba su pecho, brillaban sus ojos,
y entre golpe y golpe
¡ponía su alma!.
No fue lucha de hombres,
fue lucha de toros,
eso bien lo sabe la vieja cañada;
pero más que el amor y el ensueño
pudieron la envidia y la rabia,
y al fin mi machete lo dejó tendido sobre su guitarra...
No tema, señora, son cosas pasadas...
Todavía en el suelo me dijo llorando:
”Quiérela..., ¡que es buena!...
¡Quiérela... ¡que es santa!...
Quiérela... como yo la he querido,
que aunque muero...,
¡la llevo metida en el alma!
Y tuve celos, señora, del que así me hablaba
y tuve celos de aquel que moría
y aun muriendo la amaba...
Y la sangre cegó mis pupilas,
y el machete en la mano
temblóme con rabia, lo hundí
en su pecho con odio y con furia y rasgué
su carne buscándole el alma...
Porque en el alma se llevaba mi hembra...,
y yo no quería que se la llevara.


Manuel Mur Oti

POEMA DE LA CULPA....


Yo la ame, y era de otro, que tambien la queria
Perdonala Señor porque la culpa es mia.
Despues de haber besado sus cabellos de trigo,
nada importa la culpa pues no importa el castigo.

Fue un pecado quererla Señor, y sin embargo
mis labios estan dulces por ese amor amargo.
Ella fue como un agua callada que corria ...
Si es culpa tener sed toda la culpa es mia.

Perdonala Señor, tu, que le distes a ella
su frescura de lluvia y su esplendor de estrella.
Su alma era trasparente como un vaso vacio
Yo lo llene de amor. Todo el pecado es mio

Pero, ¿ Como no amarla, si tu hicistes que fuera
turbadora y fragante como la primavera ?
¿ Como no haberla amado si era como el rocio
sobre la yerba seca y avida del estio ?

Trate de rechazarla, Señor, inutilmente
como un surco que intenta rechazar la simiente
era de otro. Era de otro, que no la merecia
y por eso en sus brazos seguia siendo mia.

Era de otro, Señor. pero hay cosas sin dueño :
Las rosas y los rios y el amor y el ensueño.
Y ella me dio su amor como se da una rosa
como quien lo da todo, dando tan poca cosa.

Una embriages extraña nos vencio poco a poco :
Ella no fue culpable Señor . . . " ni yo tampoco "
La culpa es todo tuya, porque la hicistes bella
y me distes los ojos para mirarla a ella.

Toda la culpa es tuya, pues me hicistes cobarde
para matar un sueño, porque llegaba tarde.
Si. Nuestra culpa es tuya, si es una culpa amar
y si es culpable un rio cuando corre hacia el mar.

Es tan bella, Señor , y es tan suave y tan clara
que seria un pecado mayor si no la amara.
Y, por eso, perdoname Señor, porque es tan bella
que tu que hicistes el agua, y la flor y las estrellas
tu, que oyes el lamento de este dolor sin nombre,
tu tambien la amarias, " Si pudieras ser hombre ".

Josè Angel Buesa

5/10/09

LOS CISNES....


¿Qué signo haces, oh Cisne, con tu encorvado cuello
al paso de los tristes y errantes soñadores?
¿Por qué tan silencioso de ser blanco y ser bello,
tiránico a las aguas e impasible a las flores?

Yo te saludo ahora como en versos latinos
te saludara antaño Publio Ovidio Nasón.
Los mismos ruiseñores cantan los mismos trinos,
y en diferentes lenguas es la misma canción.

A vosotros mi lengua no debe ser extraña.
A Garcilaso visteis, acaso, alguna vez...
Soy un hijo de América, soy un nieto de España...
Quevedo pudo hablaros en verso en Aranjuez....

Cisnes, los abanicos de vuestras alas frescas
den a las frentes pálidas sus caricias más puras
y alejen vuestras blancas figuras pintorescas
de nuestras mentes tristes las ideas obscuras.

Brumas septentrionales nos llenan de tristezas,
se mueren nuestras rosas, se agostan nuestras palmas,
casi no hay ilusiones para nuestras cabezas,
y somos los mendigos de nuestras pobres almas.

Nos predican la guerra con águilas feroces,
gerifaltes de antaño revienen a los puños,
mas no brillan las glorias de las antiguas hoces,
ni hay Rodrigos ni Jaimes, ni han Alfonsos ni Nuños.
Faltos del alimento que dan las grandes cosas,

¿qué haremos los poetas sino buscar tus lagos?
A falta de laureles son muy dulces las rosas,
y a falta de victorias busquemos los halagos.
La América Española como la España entera
fija está en el Oriente de su fatal destino;
yo interrogo a la Esfinge que el porvenir espera
con la interrogación de tu cuello divino.

¿Seremos entregados a los bárbaros fieros?
¿Tantos millones de hombres hablaremos inglés?
¿Ya no hay nobles hidalgos ni bravos caballeros?
¿Callaremos ahora para llorar después?

He lanzado mi grito, Cisnes, entre vosotros,
que habéis sido los fieles en la desilusión,
mientras siento una fuga de americanos potros
y el estertor postrero de un caduco león......

Y un Cisne negro dijo: "La noche anuncia el día".
Y uno blanco: "¡La aurora es inmortal, la auroraes inmortal !
" ¡Oh tierras de sol y de armonía,a
un guarda la Esperanza la caja de Pandora!