22/4/14

BUEN VIAJE...



 


…De modo que te vas…buen viaje
que ángeles del cielo protejan tu camino.
y ojalá que no vuelvas a creer en tu sino
empañar la decencia y vivir del ultraje.

Yo te encontré sin rumbo, con las velas caídas,
Como una barca rota, sin brújula , sin norte,
Como quiera va muriendo sin que a nadie le importe,
Con los ojos profundos y la ropa raída.

Yo te encontré volcada sobre tu triste historia;
Sobre el inmenso fracaso que innecesariamente
Justifica y perdona y la manera indolente
De vivir abonando podredumbre y escorias…

Yo te encontré mostrando las palmas de las manos;
Esperando el regalo de la moneda pobre,
…y por mirar tus ojos –en vez de darte un cobre-
Te di mi único resto de corazón humano.

Te agarraste a mis manos. Caminamos un trecho
Mojado de agua fresca y de canciones mías,
Hasta que agradecida y llena de alegrías
Lloraste largamente recostada en mi pecho.

Pasaron tantas cosas de entonces a esta parte!
Todo ha sido una tonta ilusión de mi vida.
Una mueca de amor que en esta despedida
Ha dejado muy hondo un recuerdo terrible.

Tendré que acostumbrarme a que te vas...Buen viaje
Volveré a ser el mismo solitario poeta
Que encontraste una vez, cuando usabas careta
Y llorabas de amor, de miseria y ultraje.

No quisiera saber de tu vida lejana,
Ni quisiera ya mas que buscaras la mía;
Esperé lo bastante a ver si me querías
Y hoy contemplo la aurora de mi nueva mañana.

De modo que me dejas y te vas…Buen viaje
Que encuentres el amor en tu nuevo camino.
Y ojalá que no vuelvas a creer que es tu sino
Empañar la decencia y vivir del ultraje.

Freddy Miller Otero


13/4/14

CUANDO YO ME VAYA...


Cuando yo me vaya, no quiero que llores

quédate en silencio, sin decir palabras,

y vive recuerdos, reconforta el alma.
Cuando yo me duerma, respeta mi sueño,
 por algo me duermo;
por algo me he ido.

Si sientes mi ausencia, no pronuncies nada,
 y casi en el aire, con paso muy fino, búscame en mi casa,

búscame en mis libros, búscame en mis cartas,
y entre los papeles que he escrito apurado.

Ponte mis camisas, mi sweater,
 mi saco y puedes usar todos mis zapatos.

Te presto mi cuarto, mi almohada, mi cama,
y cuando haga frío, ponte mis bufandas.

Te puedes comer todo el chocolate
y beberte el vino que dejé guardado.

 
Escucha ese tema que a mí me gustaba,
 usa mi perfume y riega mis plantas.

Si tapan mi cuerpo, no me tengas lástima,
corre hacia el espacio, libera tu alma,
palpa la poesía, la música, el canto
 y deja que el viento juegue con tu cara.

Besa bien la tierra, toma toda el agua
 y aprende el idioma vivo de los pájaros.
 

Si me extrañas mucho, disimula el acto,
 búscame en los niños, el café, la radio
y en el sitio ése donde me ocultaba.

No pronuncies nunca la palabra muerte
A veces es más triste vivir olvidado
que morir mil veces y ser recordado.

Cuando yo me duerma, no me lleves flores
 a una tumba amarga,
grita con la fuerza de toda tu entraña
que el mundo está vivo y sigue su marcha.

 
La llama encendida no se va a apagar
por el simple hecho de que no esté más.

Los hombres que “viven” no se mueren nunca,
 se duermen de a ratos, de a ratos pequeños,
y el sueño infinito  es sólo una excusa.

 
Cuando yo me vaya, extiende tu mano,
y estarás conmigo sellada en contacto,
y aunque no me veas, y aunque no me palpes,
sabrás que por siempre estaré a tu lado.

Entonces, un día, sonriente y vibrante,
sabrás que volví para no marcharme.

Autor: Carlos Alberto Boaglio.

8/4/14

IDILIO ETERNO....


    Ruge el mar, se encrespa y se agiganta;
    La luna, ave de luz, prepara el vuelo
    Y en el momento en que la faz levanta,
    Da un beso al mar, y se remonta al cielo.

    Y aquel monstruo indomable, que respira
    Tempestades, y sube y baja y crece,
    Al sentir aquel ósculo, suspira...
    Y en su cárcel de rocas... se estremece!

    Hace siglos de siglos que, de lejos,
    Tiemblan de amor en noches estivales;
    Ella le da sus límpidos reflejos,
    Él le ofrece sus perlas y corales.

    Con orgullo se expresan sus amores
    Estos viejos amantes afligidos;
    Ella le dice "¡te amo!" en sus fulgores,
    Y él responde "¡te adoro!" en sus rugidos.

    Ella lo aduerme con su lumbre pura,
    Y el mar la arrulla con su eterno grito
    Y le cuenta su afán y su amargura
    Con una voz que truena en lo infinito.

    Ella, pálida y triste, lo oye y sube
    Le habla de amor en su celeste idioma,
    Y, velando la faz tras de la nube,
    Le oculta el duelo que a su frente asoma.

    Comprende que su amor es imposible,
    Que el mar la acopia en su convulso seno,
    Y se contempla en el cristal movible
    Del monstruo azul, en que retumba el trueno.

    Y, al descender tras de la sierra fría,
    Le grita el mar: "¡en tu fulgor me abraso!"
    ¡No desciendas tan pronto, estrella mía!
    ¡Estrella de mi amor, detén el paso!

    ¡Un instante mitiga mi amargura,
    Ya que en tu lumbre sideral me bañas!
    ¡No te alejes! ¿No ves tu imagen pura,
    Brillar en el azul de mis entrañas?

    Y ella exclama, en su loco desvarío:
    "¡Por doquiera la muerte me circunda!
    ¡Detenerme no puedo monstruo mío!

    ¡Compadece a tu pobre moribunda!
    ¡Mi último beso de pasión te envío;
    Mi postrer lampo a tu semblante junto!".
    Y en las hondas tinieblas del vacío,
    Hecha cadáver se desploma al punto.

    Entonces, el mar, de un polo al otro polo,
    Al encrespar sus olas plañideras,
    Inmenso, triste, desvalido y solo,
    Cubre con sus sollozos las riberas.

    Y al contemplar los luminosos rastros
    Del alba luna en el oscuro velo,
    Tiemblan, de envidia y de dolor, los astros
    En la profunda soledad del cielo.

    ¡Todo calla!... El mar duerme, y no importuna
    Con sus gritos salvajes de reproche;
    ¡y sueña que se besa con la luna
    En el tálamo negro de la noche!

     
    Julio Flores

TE SEGUIRÉ CALLADA...

 

Te seguiré por siempre, callada y fugitiva,
por entre oscuras calles molidas de nostalgia,
o sobre las estrellas sonreídas de ritmos
donde mecen su historia tus más hondas miradas.

Mis pasos desatados de rumbos y fronteras
no encuentran las orillas que a tu vida se enlazan.
Busca lo ilimitado mi amor, y mis canciones
de espalda a los estático, irrumpen en tu alma.

Apacible de anhelos, cuando el mundo te lleve,
me doblaré el instinto y amaré tus pisadas;
y serán hojas simples las que iré deshilando
entre quietos recuerdos, con tu forma lejana.

Atenta a lo infinito que en mi vida ya asoma,
con la emoción en alto y la ambición sellada,
te seguiré por siempre, callada y fugitiva,
por entre oscuras calles, o sobre estrellas blancas.

Julia de Burgos