¡En vano fue buscar otros amores!
¡En vano fue correr tras los
placeres,
Que es el placer un áspid entre flores,
Y son copos de nieve las
mujeres!
Entre mi alma y las sombras del olvido
Existe el valladar de
su memoria:
Que nunca olvida el pájaro su nido
Ni los esclavos del amor su
historia.
Con otras ilusiones engañarme
Quise, y entre perfumes
adormirme.
¡Y vino el desengaño a despertarme,
Y vino su memoria para
herirme!
¡Ay, mi pobre alma, cuál te destrozaron
Y con cuánta
inclemencia te vendieron!
Tú quisiste amar, ¡y te mataron!
Tú quisiste ser
buena, ¡y te perdieron!
¡Tanto amor y después olvido tanto!
¡Tanta
esperanza convertida en humo!
Con razón en el fuego de mi llanto
Como
nieve a la lumbre me consumo.
¡Cómo olvidarla, si es la vida
mía!
¡Cómo olvidarla, si por ella muero!
¡Si es mi existencia lúgubre
agonía,
Y con todo mi espíritu la quiero!
En holocausto dila mi
existencia,
La di un amor purísimo y eterno,
Y ella en cambio, manchando
mi conciencia,
En pago del edén, diome el infierno.
¡Y mientras más me
olvida, más la adoro!
¡Y mientras más me hiere, más la miro!
¡Y allá
dentro del alma siempre lloro,
Y allá dentro del alma siempre
expiro!
El eterno llorar: tal es mi suerte;
Nací para sufrir y para
amarla.
¡Sólo el hacha cortante de la muerte
Podrá de mis recuerdos
arrancarla!
Manuel Gutierrez Najera