Como si entre mis pasos se paseara la muerte
desde el cielo me miran consternados los astros.
Algo esconde paisajes a mis ojos de sueño.
Algo llueve en mi rostro las corolas del llanto.
Algo flota en mi espíritu por encima de tu alma,
algo grave y doliente que destroza mis párpados.
¿Definirlo? Las rosas de mi amor se conmueven,
y no encuentran la nota de la pena en sus labios.
La palabra no puede con mi carga de angustia,
y no cabe en mi verso mi dolor exaltado.
Es un algo de sombra desnutriendo mi vuelo,
un temor de ser poca a la sed de tus brazos,
de perderte una noche desde todas mis alas,
sin un surco en la frente ni un adiós en las manos.
¡Oh la sed infinita de estrecharte y asirte,
de escuchar que en tu vida soy montaña y soy llano,
que si agreste, sintieras un anhelo de selva,
bastaríante los riscos que contienen mis pasos,
que si a tus velas frágiles las destrozara el viento
detendrías tu naufragio en mis lirios mojados,
y si aún fuese la tierra poca senda a tus ansias,
en mi verso de espumas hallarías tu barco!
¡Oh la sed infinita! ¡0h el temor de perderte!
¡Oh mis ojos, cubridme, rescatadme del llanto!
¡Contempladlo! En sus labios mis sonrisas se baten,
y aún habita en su rostro mi recuerdo más casto.
Ved la huella de estrellas que le enciende la frente,
son las mismas, las mutuas estrellitas de antaño.
¡Perseguidlo! Aún es mío, aún las notas unidas
de su voz y mi poema aletean el espacio.
Aún recorre las nubes recogiendo mis lágrimas,
por quitarle a mi río la ilusión de mi llanto.
Aún se duerme en la noche sobre todas mis risas,
constelando su sueño con mis trinos cerrados.
¡Oh mis ojos! Cerradle los caminos inciertos,
que en las rutas perdidas lo conduzcan mis pájaros.
JULIA DE BURGOS
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