Bajo el manto misterioso y resignado y taciturno de los cielos
Nos miramos junto al mar;
El crepúsculo esfumaba sus colores de violeta, la sonrisa
De los suaves retornelos de la brisa
Halagaba en tus pupilas inefables y serenas
la visión crepuscular.
Nos miramos frente a frente. El silencio de tu alma.
Bajo el ala nemorosa de tus blancas floraciones.
Suspiraba en la caricia saludable del pleamar.
Hubo paz en los deseos, hubo luz en nuestra calma...
Nuestra barca de ilusiones
Por los amplios horizontes del ensueño y de la vida
comenzaba a navegar.
Cuántas cosas nos dijimos a la hora que la tardes se envolvía
En las rientes lontananzas.
De los versos, de las flores, de las risas de la mar!
De improviso, el espectro de la duda que a tu lado sonreía,
Apagó las esperanzas...
De los sueños imposibles que mas nunca volveremos a soñar.
En las finas palideces de tu rostro se agravaba mi tristeza.
Pensativa, como un cáliz, reclinaste la cabeza.
Tus pupila repitieron la visión crepuscular...
Y fue negra aquella tarde, que entre vivos y dorados terciopelos,
Bajo el manto misterioso y resignado y taciturno de los cielos
Nos miramos junto al mar!...
Enrique Aguiar
No hay comentarios:
Publicar un comentario