Yo no sé lo que siento, que al mirarte
tiemblo y dudo pensando que te quiero,
pues no sé si es que vivo para amarte,
o si es por adorarte que me muero.
Tu boca es una flor y es una herida,
y no sé si en tus labios de escarlata
bebo una esencia que me da la vida,
o un pérfido veneno que me mata...
Tus labios pecadores y benditos
me sugieren ternuras y delitos,
y mientras te acaricio se me antoja
que son tus labios suaves y crueles,
porque tienes la boca dulce y roja,
así como las sangres y las mieles...
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