27/6/10

A TI....



Tú no lo sabes... mas yo he soñado
Entre mis sueños color de armiño,
Horas de dicha con tus amores,
Besos ardientes, quedos suspiros
Cuando la tarde tiñe de oro
Esos espacios que juntos vimos,
Cuando mi alma su vuelo emprende
A las regiones de lo infinito
Aunque me olvides, aunque no me ames
Aunque me odies, ¡sueño contigo!

José Asunción Silva

C A N S A D O....

¡Sí!
Cansado
De usar un solo bazo,
Dos labios,
Veinte dedos,
No sé cuántas palabras,
No sé cuántos recuerdos,
Grisáceos,
Fragmentarios.

Cansado,
Muy cansado
De este frío esqueleto,
Tan púdico,
Tan casto,
Que cuando se desnude
No sabré si es el mismo
Que usé mientras vivía.

Cansado.
¡Sí!
Cansado
Por carecer de antenas,
De un ojo en cada homóplato
Y de una cola auténtica,
Alegre,
Desatada,
Y no este rabo hipócrita,
Degenerado,
Enano.
Cansado,
Sobre todo,
De estar siempre conmigo,
De hallarme cada día,
Cuando termina el sueño,
Allí donde me encuentre,
Con las mismas narices
Y con las mismas piernas;
Como si no deseara
Esperar la rompiente con un cutis de playa,
Ofrecer, al rocío, dos senos de magnolia,
Acariciar la tierra con un vientre de oruga,
Y vivir, unos meses, adentro de una piedra.

Oliverio Girondo

A ERÍGONE...

Deja que llegue a ti, deja que ahonde
Como el minero en busca del tesoro,
Que en tu alma negra la virtud se esconde
Como en el seno de la tierra el oro.

¡Alma sombría, ayer inmaculada!
Tu caída me asombra y me entristece.
¿Qué culpa ha de tener la nieve hollada
Si el paso del viajero la ennegrece?

No mereces castigo ni reproche;
Entre los vicios tu virtud descuella;
Que en el pliegue más negro de la noche
Brilla más para la lejana estrella.

La mano aleve que al rosal arranca
Su flor más bella, y luego la deshoja;
La que manchó tu vestidura blanca,
La que en los brazos del placer te arroja;

La que apagó en tu frente de azucena
La llama del pudor y la alegría,
Y ornó tu sien, marchita por la pena,
Con las deshechas flores de la orgía,

Es la que al verte desvalida y sola,
Te empuja hacia el abismo, sin aliento;
La que tu amor y tu pureza inmola
Por el amargo pan del sufrimiento.

Me admiran tus heroicos sacrificios;
Me admira que no temas, que no dudes,
Y que en la árida roca de los vicios
Puedan colgar su nido las virtudes.

Por eso llego a ti, ¿no lo imaginas?
A ver surgir, cual gratas ilusiones,
Luz entre sombras, flores entre ruinas,
¡Amor entre los muertos corazones!

Vengo a cubrirte de brillantes galas,
A ser tu protección y tu consuelo,
Y a desatar tus poderosas alas
¡Para que puedas ascender al cielo!

Manuel Urbina

19/6/10

RETRATO DEL POETA CUANDO ES JOVEN...


No diré:
que el silencio me sofoca y me amordaza.
Callado estoy, callado quedaré,
ya que la lengua que hablo es de otra raza.

Las palabras consumidas se acumulan,
se contienen, cisterna de aguas extinguidas,
penas ácidas en limos transformadas,
fondo vaciado con raíces torcidas.

No diré:
que ni siquiera el esfuerzo de decirlas merecen,
palabras que no digan lo que sé
en este retiro en que no me conocen.

Ni sólo lodos se arrastran, ni sólo limos,
ni sólo animales flotan, muertos, miedos,
turgentes frutos en racimos entretejidos,
en el negro pozo desde donde suben dedos.

Sólo diré,
crispadamente recogido y mudo,
que el que se calla cuando me callé
no podrá morir sin decirlo todo.

JOSE SARAMAGO

A VECES HABITADA ISLA....

En la isla a veces habitada de lo que somos,
hay noches, mañanas y madrugadas en que no necesitamos morir.
                        En ese momento sabemos todo lo que fue y será.

El mundo se nos aparece explicado definitivamente
y entra en nosotros una gran serenidad,
 y se dicen las palabras que la significan.

Levantamos un puñado de tierra y la apretamos en las manos. Con dulzura.

Allí está toda la verdad soportable: el contorno, la voluntad y los límites.

Podemos en ese momento decir que somos libres,
con la paz y con la sonrisa de quien se reconoce
y viajó alrededor del mundo infatigable,
porque mordió el alma hasta sus huesos.

Liberemos sin apuro la tierra donde ocurren milagros
 como el agua, la piedra y la raíz.

Cada uno de nosotros es en este momento la vida.
Que eso nos baste.

JOSE SARAMAGO

POEMA EN SU BOCA CERRADA...

Hay en la memoria un río donde navegan
los barcos de la infancia, por arcadas
de ramas inquietas que despegan
sobre las aguas las hojas curvadas.

Hay un golpear de remos acompasado
en el silencio de la tersa madrugada,
olas blancas se hacen a un lado
con el rumor de la seda arrugada.

Hay un nacer del sol en el sitio exacto,
en el momento que más cuenta de una vida,
un despertar de los ojos y del tacto,
un ansiar de sed no abolida.

Hay un retrato de agua y de quebranto
que irrumpe del fondo de esta memoria,
y todo lo que es río abre en el canto
que cuenta del retrato una vieja historia.

JOSÉ SARAMAGO

11/6/10

DOS SONETOS A UN MÍSTICO..



Amor que se cruzó por mi camino
y me encontró en la sombra, abandonada.
Amor que fuera luz en la callada
y sombría espesura del destino.

Esencia de lo noble y de lo fino:
le sorprendí brillando en su mirada.
Mas no quiso hacer caso a mi llamada
y transformó lo humano en lo divino.

Yo me quedé con la esperanza rota.
¡Corazón que me sangra gota a gota
siempre que pongo mi ilusión en algo!


¿Por qué tan fuerte ante la vida fuerte?
¿Es que miedo a la vida le tuviste,
amor que no supiste lo que valgo?

II

Abrí por ti mi corazón entero
y en él pudiste ver sin velo alguno.
Lo que hacerme sentir pudo ninguno
sintió por ti mi corazón sincero.

Amor entre los grandes el primero:
Amor de aquello que entre mil hay uno.
Se te ofreció inocente y fue importuno.
Y lo calló tu voluntad de acero.

¿Por qué quieres vivir vida divina
si de la forma humana estás vestido?
¿Acaso el mismo Dios no se adivina

tras de la oscura puerta del destino?
Si el alma entre la carne va escondida,
¿por qué este empeño es sofocar la vida?

 Claudia Lars


4/6/10

TRASMUNDO. 24 DE NOVIEMBRE...


Mirarme hoy es ponerse más triste que una calle
 a la que el viento hubiese dejado sin visillos.
Es ser como una alcoba sin camas habitables,
como un tejado roto que asustara los nidos.

Me miras y te afliges y quieres acercarle
la memoria a mis ojos de nuestro tiempo vivo.
Hoy tengo la esperanza color de algunos árboles,
de aquellos que en otoño se mueren de amarillo.

No sé dónde ponerme los huesos en la carne,
cómo esconderle al pecho su largo pasadizo.
Mirarme hoy es ponerse más triste que una clase
sin tiza y sin pupitres, donde no hubiese niños.

Confieso que te quiero más que nunca esta tarde,
hoy que tiemblas de miedo junto a mi maleficio.
Tus ojos se me entregan com el rostro de un parque
donde, nuevos, los sauces emigraran de sitio.

Me miras y sostienes un pájaro en el aire,
el cielo respirable que me ha sido prohibido.
Tus manos me consuelan con su fruta abundante,
van sanándome dentro más despacio que un siglo.

Miras como ofreciendo tus ojos inyectables,
tus ojos enfermeros frescos como un racimo.
Mirarme hoy es ponerse más triste que un paisaje
donde nunca las ramas despertaran de mirlos.

Y yo, porque te amo, me oculto en este traje
de sábanas que lavan su muerte los domingos.
Me asomo a tus dos ojos como a dos ventanales.
Confieso que te quiero como nadie me quiso.

Porque tú, que me miras, ya no encuentras a nadie.
Nadie que me conozca puede decir que existo.
Acuden a mis ojos tus ojos a llorarme.
Llegas a despedirte. Te has mentido, amor mío.

 Angel García López